martes, 28 de junio de 2011

VIAJE FUGAZ AL PUERTO

Un viaje fugaz, a la antigua, el mismo puerto que conoce más historias mias que el mejor de mis amigos, podría inducir que el mejor mejor amigo es Valparaíso, aunque como amigo no ayuda en exceso, porque contagia melancolía redundante, un poco de paz, pero rellena de elementos que provocan empinar gratamente una buena copa de vino, muchas veces con la excusa de olvidar algún tipo de sufrir.

Tur extraño, con cansancio de días de actividad, paseo por el Dominó y a la distancia saludos a la conocida pasarela Bellavista, que me sale hasta en la sopa por la sucursal de Presto que hay en ese sector.

Valparaíso tiene ese qué se yo... ese no sé qué que me llena de sensaciones contradictoria. Recorrer los mismos lugares de antaño provocan nostalgia de momentos de felicidad, en los que disfrutaba de la libertad y el amor, o por lo menos, lo que comprendía o interpretaba como tal.

Los tribunales de Valparaíso, la subida Cumming, el Congreso, la calle Viana de Viña son lugares que han marcado parte importante de mi vida y que en un momento de instrospección como el de ahora, donde me mantengo en un stato quo emocional, tranquilo y mirando al horizonte de forma casi desesperada, provocan un pequeño clic.

Pero no todo puede ser así de menalcólico, especialmente cuando rememoré mis primeros días en el distrito, con la orientación de una aveja con diez soles, más perdido que Karadima en el SENAME, aunque la verdad es que este representante del cuerpo de Cristo en la tierra estaría en su salsa. Recorrimos el cerro Alegre de principio a fin; en Viña de Mar, no sé, pero muchos cerros... la moraleja del recorrido casi sin fin fue "hay que seguir las instrucciones al pie de la letra, esto es como hacer un queque", en definitiva, de haber hecho un queque habría quedado más parecido a tejo o zuela, pero de esos zapatos antiguos.

Alguien me puede explicar cómo se les ocurrió en ese cerro llamado Recreo hacer una urbanización tan como las ....? Es que todos los lugares son iguales, subes, doblas, bajas, subes, doblas y aun así, es la misma calle, definitivamente me gusta el orden español en forma de tablero de ajedrés, y aunque no soy bueno para ese juego por mi alto grado de impaciencia, si me ubico a la perfección, especialmente como dijo el padre Agostino Montelli "con nombre de mapuches para un lado y nombre de masones para el otro", como cuando ejemplificaba el orden de los nombres de las calles penquistas.

Quizás podrían ser como en Roma, donde no importando dónde estes, las calles llegan a la iglesia, aunque no me interesa ir a misa, pero si hay un punto de referencia claro que permite no gastar bencina, tiempo y energía en encontrar un lugar para poder aparcar y decir "llegué al destino" sería simplemente feliz.

Aun así, rodear los cerros de forma casi desesperada no es tan malo, ver la bahía de noche es un espectaculo impagable, aunque puede ser pagable pensando en la cantidad de cientos de miles de litros de combustible que se invirtieron.

Un viaje al puerto muy fugaz, un ir y venir tan rápido como el viaje de un péndulo, pero reconfortante por salir del aire santiaguino y del rapido caminar y volver al ir y venir de las gaviotas a los pesqueros.

1 comentario:

  1. 20 de octubre del 2011

    valparaiso es Bellisimo como su flora como su reino animal Gracias por compartir


    cielo20200

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